“Es un medio de conocimiento de mí misma y del mundo que me rodea. En el proceso de la escritura es donde voy encontrando las respuestas a la vida”. Así es como define qué es para ella la poesía y el proceso de creación de la misma la escritora Juana Castro. Una de las autoras andaluzas más reconocidas, como lo demuestran sus múltiples premios, y más leídas, de ahí que sus obras hayan sido traducidas a varios idiomas.
Al norte de Córdoba, en la bella y adehesada localidad de Villanueva de Córdoba, nació en el año 1945 Juana Castro. Una infancia feliz, en la que disfrutó del ambiente rural de la villa que luego plasmaría en algunos de sus trabajos, fue la que tuvo esta poetisa.
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Decidió estudiar Magisterio y, una vez titulada, comenzó a trabajar como maestra por diversos municipios de la provincia hasta que se instaló definitivamente en la capital donde reside desde el año 1973.
El nacimiento del universo literario de Juana Castro
Fue en ese momento cuando su apuesta por el mundo de la literatura se hizo patente con la publicación de su primera obra: Cóncava mujer (1978). Libro este que supuso un gran éxito de público y crítica pero también un impulso a la reivindicación del papel de la mujer, que en esos instantes estaba dando sus pasos en la comunidad autónoma andaluza.
“Cenicienta esperaba.
Las muchachas regaban cada día
los frágiles cristales de su himen.
Blancanieves dormía.
Al galope
un azul redentor doraba la espesura
y la Bella Durmiente erguía su mirada.
Las vestales danzaban. Y las viejas mujeres,
en las noches de invierno,
derramaban sus cuentos de guirnaldas,
de besos y de príncipes.
Era largo el cabello, eran frías las faldas
por las calles de hombres.
Las fotos de las bodas
irradiaban panales de violines
y era dulce ser cóncava
para el brazo tajante y musculoso”.

La frescura de sus versos y su valentía hicieron que Castro logrará su nombramiento como miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
Pero si su primera obra no dejó indiferente a nadie, tampoco lo hizo la segunda, Del olor y de las alas (1982), que mostró a la autora más íntima y más desgarrada debido a la muerte de un hijo.
a poesía era parte indisoluble de Juana, estaba presente en todos y cada uno de los instantes de su vida pero su deseo de expresar ideas, sentimientos o creencias la hicieron comenzar a moverse en el mundo del periodismo. Así, empezó a colaborar con los periódicos La Voz de Córdoba o Diario Córdoba. Un interesante trabajo el que realizó y que le llevó a recibir el Premio Nacional de Imagen de la Mujer en los medios de comunicación (1984) y el Carmen de Burgos en 1996.
Poesía del alma y con alma
Desde entonces Juana Castro ha continuado realizando participaciones en prensa pero eso sí, la poesía continúa siendo el motor de su vida literaria, su mejor forma de expresión.
Con sus posteriores libros ha sabido expresar la gravedad de duras enfermedades como el Alzheimer que padeció su padre (Los cuerpos oscuros, 2005), la existencia rural como la que vivió en Villanueva de Córdoba (Fisterra, 1991) o el dolor que trae consigo en ocasiones el amor (Paranoia en Otoño, 1983).
Temas muy variados y diferentes entre sí pero que tienen un nexo común: los sentimientos. Y es que Juana Castro es una poetisa del alma, abre su corazón en cada página, y eso se refleja en cada una de sus palabras, en cada uno de sus versos.
Esa manera tan profunda y tan universal le ha valido para ser admirada por los amantes de la poesía más pura, dentro y fuera de las fronteras españolas ya que sus obras han sido traducidas a idiomas como el inglés, el francés o el chino.
Pero también le ha supuesto ser reconocida por el propio ámbito de las letras, de ahí que cuente en su haber, entre otros, con el Premio Juan Ramón Jiménez o el San Juan de la Cruz.
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